Este libro a ratos desternillante finge ser un ataque contra la lectura y en realidad es un elogio de los libros y las gentes del libro y los lectores. Está escrito con finísima ironía, y nos cuenta, por ejemplo, que los que leen se vuelven feos, miopes y calvos y que ese vicio les conduce los abismos de la pedantería, la misantropía, el esnobismo, y la locura. Todo ello con una pasmosa erudición.
Manuel Rivas escribió sobre este libro, cuando salió en francés: «Creo que se debería traducir y distribuir gratuitamente el libro de Pierre Ménard». Porque finalmente es un genial elogio de la lectura