¡Qué maravilloso sería convertirse en una institutriz! Salir al mundo...ganar mi propio sustento... ¡Enseñar a madurar a los jóvenes! Éste es el sueño de la hija de un modesto vicario, un ideal de independencia económica y personal, y de entrega a una noble tarea como la educación. Una vez cumplido, sin embargo, los personajes de este sueño se revelan más bien como monstruos de pesadilla: niños brutales, jovencitas intrigantes y casquivanas, padres grotescos, madres mezquinas e indulgentes...y en medio de todo ello la joven soñadora, tratada poco menos que como una criada. Agnes Grey (1847), primera novela de Anne Brontë, es una árida revelación basada en experiencias autobiográficas del precario status, material y moral, de una institutriz victoriana; y constituye a la vez un relato íntimo, casi secreto, de amor y humillación, en el que el yo más severo y el yo más vulnerable sostiene una dramática batalla bajo lo que la propia heroína define como el sombrío tinte del mundo inferior, mi propio mundo.
Anne Brontë nació en el seno de una familia eminentemente novelesca, la de los Brontë, y no sólo porque de ella salieran tres grandes escritoras, sino porque sus vidas y sus circunstancias, hermano Branwell incluido, sirvieron de puntal destacado a sus obras, ya que leer las novelas de las tres hermanas es adentrarse en sus biografías.
Anne nació en Thornton, Yorkshire (Gran Bretaña), hija de Patrick Brontë, clérigo de origen irlandés, y de María Branwell. Tenía cinco hermanos: Charlotte, Emily, María, Elizabeth y Branwell. En 1820, su padre fue nombrado rector del hoy famoso Haworth, pueblo de los páramos de Yorkshire, donde la familia se trasladó a vivir y los hermanos comenzaron a crear su fantástico mundo, escribiendo las historias de los reinos imaginarios de Angria, de Charlotte y Branwell, y Gondal, propiedad de Emily y Anne. De las crónicas de Angria se conservan muchos cuadernos, pero de Gondal ninguno.
La madre de Anne murió el 21 de septiembre de 1821 y, en agosto de 1824, Charlotte y Emily fueron enviadas con sus hermanas mayores, María y Elizabeth, al colegio de Clergy Daughters, en Cowan Bridge (Lancashire), donde cayeron enfermas de tuberculosis. María y Elizabeth volvieron enfermas a Haworth y murieron de tuberculosis en 1825. Por este motivo y por las pésimas condiciones del colegio, la familia sacó a Charlotte y a Emily del internado.
Anne era la pequeña y creció junto a los demás, desenvolviéndose en el mundo mágico de esta singular familia en la que la presencia de la muerte de los seres queridos fue una constante desde la infancia -hermanas y madre fallecidas-, marcándolos con un sello indeleble que surge en sus páginas y a través de sus poemas.
En su niñez se inventaron dos mundos a los que denominaron Gondal y Angria y sobre ellos escribían.
Anne cursó estudios en la escuela, preparándose para ser una institutriz, única salida de la época para las mujeres que querían, o no tenían otro remedio, que trabajar si conseguir un marido no era su objetivo.
A los 19 años, entró de institutriz con la familia Ingham en Blake Hall, pero se encontró con unos niños ingobernables y consentidos a los que no le permitían educar con la disciplina que precisaban, y se marchó por propia voluntad, un tanto frustrada en sus ideales educadores.
Esta decepcionante experiencia fue luego inspiración para su primera novela Agnes Grey.