El Bosque Cuauhtémoc es mucho más que un importante pulmón de Morelia. Entre sus veredas arboladas se conservan testimonios de múltiples capas de la historia misma de la ciudad. Fundado como barrio indígena desde el siglo XVI, ya en la centuria decimonónica se convirtió en un lugar de paseo de los morelianos y en un sitio privilegiado por distinguidas familias locales y extrajeras que aquí encontraron un espacio adecuado al modelo ideal de vida que pretendían, acorde a las políticas de sanidad de la época centradas en la higienización y el contacto con la naturaleza. Las escasas construcciones que se han conservado, así como los testimonios de las ya desaparecidas, nos permiten advertir que su traza y sus inmuebles reflejan los sueños porfirianos, el deseo de ser cosmopolita y la modernidad de los primeros años del siglo xx.