Esta colección de cartas, escritas por el pintor holandés Vincent van Gogh a su hermano Théo, abarca su correspondencia personal desde 1872 hasta su muerte en 1890, fue publicada por primera vez de manera parcial en la revista Mercure de France, y completada en 1914. En ella, el lector puede seguir el tormentoso camino espiritual del artista, lo trágico de su vida, el tardío y fatigoso madurar de su fantasía, hasta llegar a la explosión de su exaltado lirismo colorista de sus últimos años.
Las primeras cartas son apacibles, ricas en recuerdo sobre lecturas, pinturas y paisajes que relatan su experiencia en Londres y París, le siguen otras en Holanda y Bélgica, que poco a poco van mostrando la creciente tensión de su espíritu exasperado a causa de la lucha entre su miseria y consigo mismo, al sentir que persigue infructuosamente su vocación artística. En estas cartas, Van Gogh le cuenta a su hermano el progreso de su trabajo con notaciones emotivas, inmediatas y eficaces, acompañadas a menudo de esbozos; se puede notar como consideraba a su hermano Théo como su único y mejor amigo, y por tal razón, le confiaba sus secretos más íntimos.
Este libro es un documento extraordinario sobre la vida de Van Gogh; tal vez no exista ningún otro documento epistolario o diario íntimo que permita captar tan profundamente la límpida conciencia del proceso de su transfiguración pictórica, de aquí el interés que muchos lectores han tenido por las cartas dirigidas a su hermano, siendo humanamente conmovedoras por su tono constante de seriedad, de sincero fervor y de absoluta consagración al arte.