A partir de los años 70, Marguerite Duras puso en marcha un dispositivo que trastocó la relación clásica entre el escritor y el lector: las entrevistas.
Este tercer pie del trípode es el espacio donde se alojarán "sus dichos", "la masa de lo vivido", "su infierno"; por donde le enviará a sus lectores los signos para leer sus libros, el trabajo de realizar el montaje en ese lugar vacío en el que cada uno pondrá lo suyo, tal como ella fabricaba sus films.
Las entrevistas que comenzó a otorgar sin distinción y por cualquier medio de comunicación, fueron el instrumento por el cual intentó poner límite a "las interpretaciones erróneas" surgidas especialmente de los psicoanalistas, de los cuales el primero fue Jacques Lacan.
Y al mismo tiempo, al remitir los personajes de sus libros y películas a los personajes de su vida, inicia una palabra extensamente autobiográfica. "Las entrevistas" llegan a constituir de este modo una parte inseparable de su obra: "No hay diferencia -dirá Marguerite Duras en 1988-, entre lo que digo en las entrevistas y lo que escribo en general?.
En Las conversadoras, con Xaviére Gauthier, establece explícitamente por primera vez los lazos entre ella y su familia y algunos de sus personajes de ficción.
Marta Olivera de Mattoni
Marguerite Duras, seudónimo de Marguerite Germaine Marie Donnadieu (Gia Ð?nh, cerca de Saigón, Vietnam, 4 de abril de 1914-París, 3 de marzo de 1996), fue una novelista, guionista y directora de cine francesa.