La historia de la humanidad está llena de abusos, injusticias e inequidades, por lo general, cometidas en contra de los más vulnerables: un niño, una mujer o un anciano, que casi nunca reciben una compensación. Con el tiempo, contar la historia de estas personas es una forma de hacerles justicia, aunque el daño físico y emocional ocasionado ya no se pueda reparar. Pero contar la historia por lo menos hace que la injusticia, el abuso o la inequidad se recuerden.