Quiero escribir historias que se olviden y se desvanezcan como mi cuerpo interrogado y sometido a la tortura del patíbulo cotidiano. ¿Qué ha quedado de mí y de los viajes que la memoria conservó supuestamente intactos? Al rostro anclado en el espejo se lo han comido las ratas, y se hincha como un cadáver en pleno solaz. Ya no soy Fandelli, soy un recuerdo, tu recuerdo.
De algo estaré cierto yo, mitad perro, mitad hombre y verdugo hasta que me muera y la risa de los sádicos disperse mis cenizas: la autobiografía no es posible. La conciencia de uno mismo no permite el descanso sideral o terreno, debido a que dicha experiencia no puede ser narrada, sino sólo esbozada. Quien sospeche que en mis libros escribo acerca de mi vida, mis aventuras y demás accidentes, es porque quizás no ha comprendido la broma que nos sepulta, la burda imposibilidad de transmitir lo que uno es.
Ésta es la historia de la nada que se ha tornado algo: que se ha convertido en sufrimiento, alarido, dicha y enfermedad; calles y letreros, esquinas, peanas de piedra, miasma perpetua y cortinas de metal; y después ese algo, ya sucio y hastiado, retornará a la nada.
«Idiota, en México los artistas malditos no trascienden, se compran al extranjero, se compran los Baudelaire, los Bukowski y los Antonin Artaud, pero los mexicanos, ¿a quién le importan?»
«El fracaso es lo más hermoso que nutre la tierra, es una verdadera huella humana, él piensa así, Fandelli, como cualquier palurdo romántico, un Schlegel de barrio bajo, un Hamann que escupe en castellano y a quien nadie soporta ni comprende.»
«El portavoz del hospital confirmó a la madre que su hijo Fandelli no había llorado gran cosa, tiempo habría después para ello y para mucho más.»
«Acudes a la niñez para autoconmoverte y saltar del vacío a un vacío todavía más inhóspito.»
«Quieres provocar a las palabras, y no sabes que de esa jaula no se sale, te echaron del vientre de tu madre, pero de las palabras no te expulsarán nunca, ¿no te das cuenta? Una vez que entras en ellas ninguna enfermera podrá salvarte, mártir de letrina, gusanillo atascado.»
«Un buen hombre tiene que sufrir, sólo los malvados e hijos de la chingada son dichosos y no sufren. Y no sufren porque ellos han empedrado el camino a las catacumbas.»
«¿Quién puede verme como yo me veo? Nadie, y allí se acabó la historia, el chisme, la filosofía y todo entendimiento entre brutos. Sólo los artistas pueden transmitir algo a otros antes de que los consuma el odio y el fracaso.»
«Desempeño mi papel por inercia irrebatible. Nada de lo que acaece en nuestro mundo puede ser o darse de otra manera, allí reside el centro, fuerza y ombligo de la maquinaria, en creer que algo será distinto a lo que tiene que ser.»
«¿Qué se hace con los recuerdos, Fandelli? Son como los números, existen, lo son todo y a la vez son evanescentes, no los puedes palpar, están allí escondidos detrás de las cosas y los hechos que verdaderamente suceden.»
«La felicidad se cae a trozos variopintos, Fandelli, y nadie es capaz de reunir esos fragmentos y dotarlos de alguna clase de coherencia o de verdad contundente.»
«Para beber hay que ser desgraciado, si no lo eres estás desperdiciando el alcohol.»