El fantasma de Canterville es un relato breve en el que Wilde se burla, a través de la frustración de un fantasma que ya no consigue asustar, de la idiosincrasia de los ingleses y norteamericanos. Aquí, vemos al embajador americano Hiram B. Otis que se traslada con su familia a un castillo encantado en Inglaterra. El anterior dueño le advierte que el fantasma de Sir Simón de Canterville, que asesino a su esposa, vaga por los pasillos y habitaciones del castillo. Otis no escucha y se instala con su familia, del todo pragmática e incrédula, que no reacciona como es de esperar ante las apariciones y cuyos hijos se burlan constantemente del fantasma, haciéndole todo tipo de jugarretas, exceptuando Virginia, la niña que ayuda a ese fantasma deprimido a purgar sus faltas.