Ante la necesidad urgente de equilibrio y la dificultad conceptual de definir una identidad personal 'neutra' -una vez concebida la perspectiva de género como herramienta teórica que evidencia la desigualdad sexual-, nuestra postura es la concepción de los hombres y las mujeres como seres de igual valor aunque no idénticos. Aceptar que pensamos desde la diferencia de los sexos implica actuar, vivir la igualdad concebida y propuesta, no sólo defenderla discursivamente. Pensar la diferencia implica, pues, formular un nuevo humanismo, un humanismo feminista o concebir el feminismo como búsqueda de humanidad.