Entre las novelas terroríficas aparecidas a principios del siglo XIX en Inglaterra, Frankenstein o el moderno Prometeo es una de las mejores, es una obra de colorido, la habilidad de la autora para dar forma a macabras y aterradoras fantasías queda manifiesta página a página. Cuando aparece Frankenstein la humanidad está saliendo del Siglo de las Luces, época en que el hombre emerge de siglos de oscuridad e ignorancia a una nueva edad iluminada por la razón, la paciencia y el respeto por la humanidad, cuando las tendencias en el pensamiento y la literatura en Europa y en toda América durante el siglo XVIII previas a la Revolución Francesa, era ajustar todo a la razón. A las suposiciones y creencias básicas comunes ahora se contrapone una fe constante en el poder de la razón humana.
Esta es una obra que combina elementos propios del relato fantástico con el tema fáustico del científico ávido de sabiduría, y su protagonista es considerado como el personaje arquetípico de la literatura y el cine de terror. Ciertamente es una obra impregnada por la creencia en las infinitas posibilidades de la ciencia, pero al mismo tiempo es una novela reaccionaria en que la ciencia cae, al ser castigada la soberbia humana que se cree con el poder divino para dar vida. Es la historia del Dr. Víctor Frankenstein, un científico suizo que, gracias a sus experimentos en el campo de la electricidad, logra crear a una horrenda criatura, compuesta con órganos de diversos cadáveres. La trágica relación entre el Dr. y su engendro cautivó a numerosos lectores, y su éxito se ha prolongado en los escenarios gracias a la adaptación teatral y cinematográfica.
Con esta novela Mary Shelley anticipa el futuro, aunque cosa muy distinta es la ciencia en pleno siglo XXI, cuando hablamos de inseminación artificial con mucha naturalidad o de los recientes progresos de la ingeniería genética. La obra deja claro también que el sueño fantástico de un producto humano (Frankenstein), puede correr riesgo de que éste pueda reemplazar a su creador haciéndose libre, transformándose en una amenaza. Ninguna de sus obras posteriores alcanzó la popularidad o la excelencia de ésta.