En Jaleosas andadas (escrita entres 1942 y 1943 y publicada póstumamente en 1966) la acción transcurre tan pronto en lujosos salones y luminosos paisajes como en cloacas y podridos sótanos. Pero los entornos no afectan demasiado a los protagonistas. Lo importante es moverse y sólo el cinismo más frío y perfecto puede enfrentarse a la aventura total. Por lo demás, atormentarse por el peligro es poco elegante puesto que nadie sabe cuándo y por qué la sangre del prójimo o de uno mismo salpicará las paredes. Mientras la violencia y la perversión andan sueltas, como desconectadas de toda intención, un único problema ocupa apasionadamente la atención de varios contrincantes: el paradero de un enigmático objeto. Su posesión, pérdida y recuperación y su incalculable valor precipitan a los protegonistas a participar en las más insólitasandanzas que los enfrentan con monstruos, aztecas, aviones y antiguos manuscritos ilegibles.