Madre abnegada, cabeza de familia en ausencia del esposo, supo dar el sostén necesario a su numerosa prole, sin quejarse jamás, ni mucho menos exigirle a su marido que abandonara un momento sus tareas patrióticas para dar mayor atención a sus hijos. jamás las privaciones la doblegaron, al contrario, la fortalecieron y la llevaron al límite del heroísmo, pues varias veces tuvo que recorrer ásperos caminos para que los enemigos políticos de su esposo no sometieran su férrea voluntad mediante el acoso a los suyos.