En la muerte de Iván Ilich, León Tolstoi nos presenta un personaje sumido en una historia que podría considerarse paradigma de la situación que vive un paciente confrontando a una enfermedad en esta Edad Moderna. Iván Ilich se encuentra más solo que nunca, tanto física, pues su cuerpo se está descomponiendo lánguidamente, como anímicamente. El deterioro continúa y con él la mentira que lo rodea: nadie, ni su familia, ni los médicos, le dicen la verdad de su situación, lo que lo sume en una sensación de intensa soledad y engaño. Pero Iván Ilich sabe que va a morir, siente lo real del organismo que se deteriora y vislumbra en la mentira que lo rodea la evidencia de esta inminencia. La muerte es la posibilidad más real de todo ser vivo, pero mientras se vive, ¿a quién le importa lo real?