Alrededor de 350.000 menores de edad son usados en conflictos armados como soldados en primera línea: obedientes, baratos, temibles, sin otra obligación que jugar a la guerra real hasta matar o morir. Las niñas son utilizadas como acompañantes sexuales y servicio de los efectivos adultos y en algunos casos como niñas soldados. Esto es parte de la explotación que sufre la infancia en la sociedad moderna. El niño o la niña soldado tienen como alternativas ser niño de la calle, prostituirse, morir de hambre o llegar a la edad adulta como un marginado más.
Ni un solo niño en la guerra explica las raíces del problema, sus manifestaciones sociales, políticas y psicológicas al igual que los instrumentos jurídicos del Derecho Internacional, y presenta una serie de recomendaciones e ideas concretas para ONG, organismos internacionales y periodistas sobre cómo trabajar en la rehabilitación social de los niños soldados en los períodos: reconstrucción de posguerra y prevención de guerras.