La historia de Fatma, mujer deseante y deseada, sirve para trazar una aventura y una anatomía de esa poderosa dimensión de la vida que es el deseo. Y buscar las palabras precisas para atraparlo en su vuelo y nombrarlo. La ciudad amurallada de Mogador es el ámbito excepcional donde crece ese deseo, pero también es la metáfora de una mujer deseada, mujer ciudad, mujer laberinto.
Lo que ha dicho la crítica:
"Los nombres del aire es una sorpresa. No invención de un lenguaje sino un lenguaje inventor de atmósferas insólitas... Además, Ruy Sánchez se nos ha revelado como uno de nuestros mejores ensayistas. Su escritura es nerviosa y ágil. Su inteligencia aguda sin ser cruel, su ánimo compasivo sin condescendencia ni complicidad". -Octavio Paz.