Dentro de la literatura de todos los tiempos, sin lugar a dudas Hornero ocupa un lugar de privilegio, de un héroe narrador, como los que él describe a detalle en sus dos magnas obras: Ilíada y Odisea, en las que se sublima un arte en especial, el de la sangrienta y cruenta guerra desatada por el amor de una mujer -la más parecida a las diosas del Olimpo-, la hermosa, incomparable y perfecta Helena, pasando por la hermandad, solidaridad, amistad, orgullo, soberbia, ira, cólera, humillación y el fin último de todos los seres mortales: la muerte. Homero es un aeda que canta estas batallas, principalmente en la Ilíada y el tormentoso regreso de Odiseo (para los griegos y Ulises para los romanos) en la Odisea; tan es así, que inclusive su nombre se ha afianzado como una expresión popular para definir el logro o triunfo en alguna actividad después de sufrir y batallar mucho, es decir, después de toda una "odisea". Así que, ¡adelante!, esta obra es una joya de la literatura universal y hay que disfrutarla desde las primeras letras y palabras; hay que devorarlas tal y corno lo hacen los protagonistas con los sacrificios de animales a los dioses olímpicos y beberlas como el vino rojo de que tanto gustan estos personajes y los mismos seres inmortales. Que este "sacrificio" a Homero te sea grato y ¡ruego a los prudentes dioses que te sean total y absolutamente agradables!
