Peque, mi perro, era muy viejito y estaba muy cansado. Cuando murió, una nube comenzó a seguirme a todos lados, me entró jabón en los ojos y, además, un pulpo me agarró muy fuerte del corazón. La pérdida de una mascota supone un momento muy doloroso. Los recuerdos y el cariño son de gran ayuda. Un libro poético y delicado para reconfortar.