Maricas, migrantes, impostores, lesbianas y burkas deambulan deseosas por una Barcelona que sufre un pico de estrés por la fiebre del úselo y tírelo. Nuestros personajes buscan el rumbo sin brújula en pleno ataque de lujuria, con la esperanza de barrer la penuria debajo de la alfombra del goce y desechar la careta idiota del racismo y la intolerancia en alguna esquina de la modernidad. Los cuerpos están ahí para mojarse entre sabores y torniquetes emocionales, para maldecir la suerte como al destino, para arriesgar y quedar a medio camino.