La propuesta central de esta investigación es que a partir de 1968 se abrió en México un período de transición como producto de una serie de causas acumuladas que hicieron crisis, explotaron, reventaron, en el movimiento estudiantil de 1968 y que expresaban la ruptura de la contradicción central del Estado mexicano, su binomio populismo-capitalismo. Desde entonces se inició un proceso que seguía abierto y sin resolverse en 1987 y que se vino expresando en una serie de explosiones sucesivas -las crisis de 1976, 1982 y por último el desplome bursátil de 1987- y encadenadas una a la otra a través de la política, debido principalmente al presidencialismo centralista del viejo Estado mexicano. Los eslabones del encadenamiento están construidos por las respuestas gubernamentales a cada una de las crisis enfrentadas
