Este epistolario parte de la literatura, concretamente de Hamlet, para llegar a la vida en una correspondencia llena de excursos maravillosos. Henry Miller tan pronto elabora una fascinante teoría sobre el color como desvela sus modelos entre los pintores, escritores o músicos. Miller habla de cine, de filosofía, de la esquizofrenia o del judaísmo. Como señala el especialista Michael Hargraves, esta travesía literaria nos muestra a un ser que disfrutaba de la vida a borbotones. La belleza de estos textos reside, precisamente, en la voluntad de irse por las ramas para promover un debate abierto al mundo. El mismo Hargraves dice en el prólogo: Quisiera dar un gran rodeo contiene algunas de las mejores páginas de Miller, algunos de sus pensamientos más libres (y, sin embargo, más provocativos) expuestos con un estilo sarcástico y maravillosamente vulgar.