Cómo puede desaparecer sin dejar huella un tren con todos sus ocupantes en un tramo recto de vÃa? ¿Cómo puede un cadáver testimoniar ante el tribunal que investiga su muerte?
Este tipo de preguntas, dignas de la mente lúcida y febril de un Poe, son las que responde Conan Doyle en unos relatos que son el brillante reverso de su obra detectivesca: aquÃ, el protagonista es el criminal, o el crimen mismo, o el hecho fantasmal y aparentemente inexplicable, y en la refinada elaboración y ejecución de un crimen bestial, o en la creación de un enigma insólito, los personajes de estos relatos despliegan talentos con los que hubieran podido mantener en jaque al mismo Sherlock Holmes .