Las necesidades eróticas de la mujer actual van mucho más allá de superar las disfunciones o patologías sexuales. Tienen que ver con la libertad sexual. Una libertad llena de trampas. Porque, aunque ya nadie duda de la capacidad de la mujer de desear y de sentir placer los movimientos generados por la famosa saga Cincuenta sombras de Grey y el famoso succionador de clítoris así lo demuestran, su libertad es constantemente vigilada y juzgada.