El mundo literario de Ricardo Garibay se ve ensanchado en estas páginas, que nos remontan a la infancia y a los recuerdos familiares del autor, así como al testimonio de un México que soñó con el desarrollo en la gran ciudad; espejismo y desengaño de la migración del campo a la ciudad. El hábil manejo del habla popular y la capacidad narrativa del autor dan a estas narraciones los elementos propios de una obra magistral que mantiene ciertamente una continuidad con El gobierno del cuerpo.