La escritura se nutre de cuestionamientos que la mente del escritor tiene arraigados en su diario transcurrir. Por ello, muchos de los temas de la literatura universal que han sido retratados en la obra de los escritores de todas las epocas resultan tan reiterativos y, en los primeros textos, cuando el oficio se descubre como inquietud y se va afianzando, las preguntas por las que escribe se cuestiona son casi inevitablemente obsesivas.