El siglo XX en Europa, con dos guerras mundiales y un considerable número de guerras civiles y conflictos internos de por medio, supuso el tiempo historico más brutal, sangriento y, en consecuencia, fundacional de cuantos haya vivido el continente en su conjunto.
En la historiografía contemporánea existe una narrativa cada vez más sólida que interpreta ese periodo en clave de genocidios, exilios y eliminaciones de naturaleza política, donde la guerra y la violencia colectiva ya no son mero colapso de la política, procesos inevitables e intrinsecos al ser humano o banalizaciones interpretadas en clave de locura o de criminalidad. A traves de algunos ejemplos de debates historiográficos y de análisis de procesos históricos concretos, el libro aborda tanto las características de esas narrativas como algunos de sus límites y aristas, estudiando desde la contingencia histórica las continuidades y discontinuidades en la historia de la violencia colectiva europea. Porque esa mirada historiográfica, que conoce las categorías de análisis que maneja y elabora su mirada al pasado (y por qué no, al presente), es la que mejor debe servir para afrontar los retos que la memoria nos propone.
Pero este libro también es una reflexión sobre los mecanismos y límites de la representación histórica, sobre la memoria y las memorias de la violencia, sobre la categoría de víctima y de perpetrador, o sobre la presencia y la ausencia de la memoria del terror en las sociedades europeas contemporaneas.