Las semillas transgénicas no saben reproducirse; contaminan a sus semejantes, criollas y ecológicas; envenenan las tierras cultivables, rociadas de pesticidas; están al servicio de las grandes corporaciones mientras esclavizan a las gentes campesinas; y con cada nueva siembra transgénica más piensos para engordar animales enjaulados se cosechan, mientras las gentes rurales pierden sus tierras proveedoras de alimentos.
La investigación, seria e independiente, que recoge este libro, nos advierte que, tal como sospecharon hace ya tiempo las personas pegadas a la tierra, tales semillas modificadas por los patrones del lucro han llegado a nuestros platos incumpliendo los guiones democráticos para llenarnos la boca de alimentos que comprometen seriamente nuestra salud. Es un libro que alza la voz y nos llama a escupir los bocados transgénicos, para ejercer todas y cada una de nuestras soberanías.