No soporte o que se piense de mí que soy una especie de entusiasta del delirio y lo jocoso o un tío social y abierto que se presta a sacarle punta a las cosas. No es así. De hecho, es todo lo contrario. Soy una persona tímida y temerosa con un perfil de ánimo bastante bajo y cuyas aspiraciones y necesidades consisten en estar tranquilo y solo en una cafetería. Y es de esa muerte y de ese vacío, cuando y estoy anulado y convertido en un punto de mira, de donde surgen pequeños vislumbres y afectos que voy registrando. Afectos cuesta arriba relacionados con un mundo seco, geométrico y estéril.