Los simbolistas descubrieron nuevos ritmos cargados de erotismo, decadentismo y misticismo. La figura más importante de ese movimiento fue Vasili Rozanov, quien ahora en la nueva Rusia ha resucitado como uno de los personajes más importantes del pasado, y también el novelista Fiódor Sologub. La segunda generación de simbolistas cuenta con dos gigantes: el poeta Alexandr Blok, marcado por el presentimiento de un inminente apocalipsis en dos libros también espléndidos: Los doce y Los escítas, y el novelista Andréi Bieli, el Joyce ruso, y además con dos escritores excéntricos: Alexéi Remizov, un novelista para escritores, cuyas obras influyeron en Bulgákov y Zamaitin. Y el último, Mijaíl Kuzmín, el más elegante esteta de esa época decadente.