Swedenborg es uno de los más preclaros visionarios de la historia. Él fue el principal exponente en Occidente de la arcana teoría de las correspondencias, que se halla en la base del pensamiento analógico, según el cual todo en el
orden natural y humano tiene una correspondencia con el orden espiritual. Mediante esta vía de conocimiento intuitivo a través de los símbolos mundanos le fue posible acceder a respuestas sobre la vida del más allá o la sede del
alma. Swedenborg afirmó haber tenido una experiencia mística que le dio el poder para visitar Cielo e Infierno como Fausto, mas en su caso por gracia divina y no por pacto diabólico y contar a la humanidad los secretos de
la vida después de la muerte.
Del Cielo y del Infierno, publicado en 1758 con el título De caelo et ejus mirabilibus et de inferno, ex auditis et visis, es su libro más conocido sobre esta materia. En esta obra Swedenborg describe su vivencia de paso, su conocimiento de ángeles y demonios, y pone de manifiesto que Cielo e Infierno son, primero, estados del alma, y sólo después lugares. Tras la muerte del cuerpo físico, el individuo pasa un periodo en el mundo de los espíritus, y allí elige libremente ir al Cielo o al Infierno, que no son recompensa ni castigo, sino etapas en la evolución del espíritu.
Emanuel Swedenborg nació en Estocolmo el 29 de enero de 1688. Hijo de un destacado profesor y obispo luterano, mostró desde niño gran pasión por el estudio. Llegó a ser una de las mentes científicas más admiradas de su tiempo, el de la Ilustración.Sus investigaciones, concretadas en un gran número de libros, versaban sobre las disciplinas más diversas: Matemáticas, Astronomía, Geología, Mineralogía, Química, Física, Biología o Anatomía, y fue pionero en otras, como la Psiquiatría y la Psicología. Como ejemplo de sus estudios: inventó un sistema decimal monetario útil asimismo para el estudio de la cristalografía; desarrolló la hipótesis sobre la formación nebulosa del sistema solar; descubrió la función de las glándulas endocrinas y avanzó en el estudio de la circulación de la sangre y la relación del corazón y los pulmones; fabricó sus propias lentes ópticas; trazó los planos de un avión y de un submarino; analizó el fundamento de la psicomotricidad, etcétera. A los cincuenta y seis años vivió una experiencia cumbre que le hizo consagrarse por entero a la teología, la mística y el esoterismo. Su fin, a partir de ese momento, fue revelar a los hombres una espiritualidad racional. En vida influyó
en hombres de la talla de Newton, Leibniz y Voltaire, y tras su muerte sus escritos han inspirado a Goethe, William Blake, Gérard de Nerval, Thomas Carlyle, Balzac, Wagner, Oberlin, Helen Keller, Berlioz, R. W. Emerson, Baudelaire, Valéry, Henry James, Eliphas Lévi o Jung. Entre su ingente obra, además de Del Cielo y del Infierno (1758), la más conocida, cabe citar: El inventor norteño; Principios de Química; Trabajos filosóficos y minerológicos; El infinito y la causa final de la creación; El reino animal; Misterios celestiales; El caballo blanco; La nueva Jerusalén y su doctrina celeste; La sabiduría de los ángeles; Arcana Caelestia; Las cuatro doctrinas; Tratado de las representaciones y de las correspondencias; Diario de sueños o La verdadera religión cristiana. Murió en Londres el 29 de marzo de 1772.