veintiúm poemas que revelan un giro en la poesia del autor. cada verso manifiesta una visión exaltada, metafisica y natural del cuerpo femenino. Desprovisto de afectaciones y fetiches, el cuerpo se torno flor y fruto perfumados y también raiz y tallo de qué asirse. Arrobado, el peta contempla a la mujer como bien puede hacerlo el marino que, exhausto, avizora puerto seguro tras la tormenta. Vuelve al origen, abreva de las fuentes primigenias, celebra la femineidad como obra perfecta.