Entre las causas que hacen posible el ingreso al mercado sexual se han planteado la falta de soporte familiar, embarazos no deseados, familias represivas, presión por parte del cónyuge, venta por parte de los padres, desigualdad en el acceso de mujeres y gays a las oportunidades educativas, violación durante la niñez o adolescencia, baja autoestima, desacuerdo con los patrones sociales establecidos, estigma y discriminación frente a la diversidad amorosa-sexual, desintegración violencia familiar, doble moral sexual, opción libremente elegida como parte del reconocimiento del derecho de autonomía sobre el cuerpo y la sexualidad.
Esta actividad -además de ser un fenómeno social cuyas causas, estructurales, son generadas por modelos económicos y sociales basados en la desigualdad - constituye una fuente de ingresos para un sector de la población y una estrategia de sobrevivencia para un puñado de mexicanxs que viven en pobreza extrema; no obstante, va de la mano con el papel asignado históricamente a los sexos y especificamente a las mujeres.
El fenómeno del trabajo sexual es muy complejo y por lo tanto no hay soluciones simples, tampoco es un fenómeno "aseptico ni desideologizado", sino concreto que involucra a todxs en tanto participantes de una sociedad que excluye y condena.
¿Quiénes son las guerreras de la noche? Las famosas y guerreras Chicas del Malecón de Coatzacoalcos, que confiaron y siempre estuvieron en la mejor disposición de comunicar y compartir sus experiencias con la autora de este libro. Nos plantea Patricia Ponce que no existe una sola definición de prostitución por lo cual ella prefiere llamarlo trabajo sexual. A lo largo de siete capítulos nos presenta una panorámica del trabajo sexual en Veracruz, analizando las causas, la problemática y la incidencia de SIDA en las trabajadoras sexuales. Concluye que es un problema muy complejo para el cual no hay soluciones simples, es un fenómeno que involucra a todos en tanto participantes de una sociedad que excluye y condena a quienes se dedican al trabajo sexual. Por ello, todos debemos asumir nuestra responsabilidad y trabajar para eliminar la doble moral y enfrentar las dimensiones del trabajo sexual, garantizando a este grupo de mujeres y hombres, el goce de sus derechos humanos como a cualquier otra persona.