A finales de los 80, por las empinadas calles del barrio Castilla de Medellín, caminó Giovanni Oquendo, un poeta maldito que plasmó la esencia del punk en sus textos. Sus versos forjados en la calle expresan toda la angustia y la desazón de vivir en una ciudad consumida por la violencia y donde la única ley que se respeta es la de vivir extremo para morir joven y, de ser posible, dejar un cadáver hermoso.
La mente de Giovanni era una perturbadora e incontenible máquina creativa. No solo escribía poemas, manifiestos y obras de teatro. También pintaba cuadros, hacía ilustraciones y tocaba el bajo en un banda llamada Desadaptadoz, todo de forma empírica, hecho por el amor al arte y al ejerció de crear. El grupo fue fundado en 1987 y se caracteriza por su puesta en escena teátrica y performática, y por la crudeza de su sonido inspirado en las ratas y el mugre que cubren las calles. Giovanni tenía una sensibilidad especial para ver y entender el mundo, su pluma atormentada rememora los amargos versos de Baudelaire, Rimbaud y Bukowski. Escribió decenas de textos pero muchos quedaron perdidos en el tiempo y el espacio. La editorial y librería La Valija de Fuego buscó y recopiló varios de sus poemas sobrevivientes en un libro llamado Manifiesto punk tercermundistas y otras blasfemias.