Oscar, María y Román se conocen hacia sus diez años, en un internado que será para ellos campo de juegos y espacio sagrado, pero también un puente hacia la noche oscura del alma; ninguno de los tres protagonistas de esta novela puede evadir el dolor y todos comparten grandilocuentes fantasías. Tal vez sea eso lo que los une y los hace atravesar soledad, orfandad y la necesidad de tomar decisiones que involucran dos muertes y habrán de marcarlos por el resto de sus vidas. Luego, el destino los separa y sólo se reunirán veinte años más tarde.