En los ya más de 40 años de experiencia profesional, disfrutando la tarea de ayudar a aprender a los ciudadanos en general y a los formadores en particular he aprendido a entusiasmarme con el compromiso y el desafío que comporta empoderar a los sujetos humanos para que elijan y desarrollen su propio proyecto vital en los contextos complejos y singulares en los que viven.
Ayudar a construir el motor más potente que permita afrontar la tormenta de la vida con ilusión, esperanza, paciencia, atrevimiento y solidaridad.
La era digital está cambiando de manera radical la forma de vivir, provocando una alteración radical en nuestro modo de comunicarnos, actuar, producir, consumir, pensar y expresar.
La complejidad del mundo actual requiere el desarrollo de recursos y capacidades cognitivas y socioemocionales de orden superior.
El desafío actual más relevante consiste en provocar el desarrollo personalizado de los aprendices, celebrando la diversidad, la singularidad de cada uno, respetando la discrepancia y ayudando de modo especial a quienes más lo necesitan.
La creación disciplinada, es decir, la búsqueda de alternativas innovadoras, al mismo tiempo que se incorpora el respeto a las creaciones previas, a los modos rigurosos y disciplinados de indagar, contrastar, debatir y proponer, me parecen la clave de una escuelaeducativa que se propone fomentar la sabiduría de todos y cada uno de los aprendices en tiempos de complejidad, incertidumbre, abundancia, desigualdad y perplejidad.