Esta valiente novela, una historia homoerótica descarnada y explícita, se publicó en Buenos Aires, bajo seudónimo, en 1932, en una época en la que confesarse homosexual no solo era una temeridad, sino que podía significar la muerte social y la cárcel. Narra la historia de David, un adolescente de una ciudad provinciana, que ante el ambiente opresor de su hogar decide huir. Buscando desde el primer momento el amor de otro muchacho con el que compartir su vida, un día, tras varias experiencias fracasadas, se enamora perdidamente de un bellísimo trapecista de circo de solo dieciséis años, con el que entabla una relación apasionada que lo llena de dicha, aunque sin intuir que el pasado que arrastra el muchacho, a pesar de su juventud, terminará por conducirlo a la perdición. A lo largo de la novela, David reflexiona sobre su condición de homosexual y critica la permanente represión que impone una sociedad injusta a unos sentimientos que él considera nobles, mientras intenta abrirse paso, con coraje, en esa sociedad hipócrita ante la que vive su sexualidad como un desafío; sin obviar describir sus relaciones sexuales con un nivel de detalle tal, que fueron calificadas de pornográficas. Una novela así mereció la confiscación y la quema de casi todos los ejemplares que llegaron a Colombia, el país donde nació el autor, Bernardo Arias Trujillo.
Durante mucho tiempo se convirtió en un texto legendario de la literatura gay latinoamericana, por haber estado desparecido cerca de 60 años y por constituir un valiente alegato en defensa de la homosexualidad y contra la intolerancia. Nunca hasta ahora había sido editada en España. Amistades Particulares lo hace ahora, a casi 90 años de su publicación.