Ya el título mismo desconcierta. Por qué llamar prosas a esos claros versos rítmicos y por qué profanas cuando se muestra a cada paso que la poesía es comprendida como un hacer sacro. Darío absorbía el arte y lo reprocesaba. Su obra es producto de una inteligente, prolija y voluntariosa hipercodificación. Su creación es un hacer dialógico con el arte universal. No acepta encasillamientos previos entre las diferentes expresiones artísticas, todas sucumben a la palabra cuando asocia imágenes sensoriales dispersas o separadas por los sentidos. Combina las palabras provocando amalgamas inusitadas de ideas y sensaciones que repercuten en lo profundo de la sensibilidad. El poeta creía en una armonía cósmica y consideraba que había una melodía ideal en las palabras.