Introducción de la traductora
Prefacio
Prólogo
I. Resumen de mi vida
II. Lo que precedió a mi rapto
III. Mi secuestro y mi entrada en Charenton
IV. Lo que impulsó al doctor Pelletan a actuar
V. Charenton: internamiento, registro, traslado
VI. De Charenton a la Salpêtrière. La prefectura de policía
VII. La Salpêtrière. Primera puesta en libertad. Mi detención
VIII. Mi reingreso en la Salpêtrière. Primer traslado a provincias. El manicomio de Fains
IX. Segundo traslado a provincias. Manicomio de Maréville
X. Manicomio de Auxerre
XI. El hotel Saint-Michel. La Prefectura de policía
XII. Manicomio de Orleans. Primera parte
XIII. Manicomio de Orleans. Segunda parte. El pensionado
XIV. Manicomio de Orleans. Tercera parte. La llegada de mis papeles
XV. París. La investigación Rabut-Constans. Rechazo de asistencia judicial
XVI. Petición a las Cámaras. Declaración de guerra. Regreso a Orleans
XVII. Petición a la Asamblea nacional
XVIII. Mi petición. El señor Tailhand, primer ponente
XIX. Mi petición. El señor vizconde d?Aboville, segundo ponente
XX. Una ojeada retrospectiva
XXI. Conclusión (sic.)
XXII. Consecuencias de una reparación amistosa
Documentos acreditativos
Extractos de la correspondencia de la señorita Hersilie Rouy
Post scriptum
Índice onomástico
«Yo no soy la señorita Chevalier» respondía cada vez que no se dirigían a ella por su nombre. Tras alcanzar cierta fama como artista y profesora de música, Hersilie Rouy fue raptada por las fuerzas del Estado francés y encerrada en distintos manicomios durante casi tres lustros. Su identidad fue borrada, le sustrajeron sus papeles, a sus seres más cercanos se les comunicó su defunción y se le asignó la identidad de Joséphine Chevalier.
Sus memorias, escritas entre 1870 y 1880, demuestran la injusticia de su encierro y la arbitrariedad de los comportamientos de la administración. Desprovista de su identidad, Hersilie pedía que se comprobase su ascendencia, que se contrastara con sus actas que era hija de Charles Rouy, pero todo lo que ella pudiera argumentar o decir para los médicos resultaba ser signo indudable de su locura, una «locura razonante».
Ante el encierro, no tenía salvación. Si Hersilie fue un caso paradigmático de una locura que se esconde y que nunca se puede saber si es locura, ¿cómo podía refutar el diagnóstico de un psiquiatra? ¿Quién denunció a Hersilie y con qué finalidad?
Hersilie Rouy pasó 14 años en diversos manicomios de Francia en el siglo XIX. Encerrada injustamente sin una patología diagnosticada, redactó sus memorias entre 1870 y 1880 para demostrar su salud mental, la arbitrariedad de los comportamientos de la las instituciones que la trataron y justificar su puesta en libertad.