A finales del siglo XIX, Concepción Gimeno de Flaquer aseveraba: "Nada debiera ser tan satisfactorio para una mujer, como ensalzar los esclarecidos talentos de otras mujeres, ya que con la gloria refleja se estimula el deseo de emulación femenino y se conquista el respeto público". En este marco de enunciación se encuadra la propuesta de análisis de este volumen colectivo, como fruto de un diálogo interdisciplinar entre peninsularistas y latinoamericanistas europeos y americanos que interacciona con recientes estudios colectivos centrados en las autoras de América Latina. Un diálogo que reproduce el que mantuvieron mujeres de letras de ambos lados del Atlántico, a partir de fuertes elementos de conexión, como la prensa femenina, los salones y tertulias literarios y la metrópoli cultural de París, foco de edición en castellano para las repúblicas americanas y de atracción para numerosos escritores y escritoras de España y de América Latina. "Me ha conmovido la firmeza con que las autoras y autores de los artículos de No hay nación para este sexo avanzaban entre las huellas del pasado para reconstruir el empuje de mujeres que quedaron relegadas en la historia de la literatura. Ellas nos prepararon el camino hacia una existencia más justa, en igualdad. Aún no se ha alcanzado pero, por ellas, estamos menos lejos". (Belén Gopegui, "Ellas nos prepararon el camino", texto leído en la presentación de No hay nación para este sexo).