Muchas parejas homosexuales desean tener hijos, pero esta aspiración aún encuentra fuertes resistencias debido a la creencia tradicional de que los niños necesitan vivir con padres heterosexuales para desarrollarse de forma equilibrada.
Este libro ofrece un detallado estudio antropológico que da buena prueba de que la familia occidental «ideal» no es el entorno exclusivo para el buen desarrollo infantil. No sólo hay una gran diversidad de formas de filiación en las distintas culturas, sino que, además, resulta que la familia occidental «normal» es un invento muy reciente. Sólo durante algunas décadas del siglo xx fue el tipo mayoritario de familia.
A lo largo de siglos, las familias siempre habían sido grupos «recompuestos» por muertes prematuras y nuevos matrimonios, situación que se repite hoy por los altos porcentajes de divorcios y segundos o terceros matrimonios. En estas circunstancias, para los hijos, lo principal es que se sientan claramente integrados en una relación de filiación que les dé un lugar seguro en una estructura social.
A partir de estos presupuestos, la autora ha estudiado minuciosamente un gran número de parejas homosexuales que en parte ya tenían niños, en parte se planteaban tenerlos. En todos los casos, el deseo de tener hijos llevaba a las y los homosexuales a identificarse espontáneamente con su papel respectivo de madre o padre. La gran diversidad de opciones de organización, que a menudo incluye también a los abuelos, muestra que también para los homosexuales es de importancia primordial una clara línea de filiación entre generaciones.