Los relatos de El materialismo histérico regresan al pasado de la parodia, del humor, de la mitología de la mala conciencia, del mundo al revés. Las situaciones van más allá del expresionismo y alcanzan el disparate. Joaquín Marco, El Cultural
De la humanidad como mercancía: ése es el trasfondo cínico, carnavalesco, explosivo de El materialismo histérico. Fábulas sin moraleja edificante, sus relatos pintan una sociedad en la que venderse, comprar, estafar, apostar, consumir, intrigar, chantajear, multar, sobornar, cobrar y pagar son los únicos verbos que es dado conjugar para salvar la vida.
El conjunto es un gigantesco cuadro de costumbres del capitalismo rapaz vuelto religión moderna: un mundo en donde la ambición, el poder, el crédito y las comisiones son los únicos motores de la existencia.
Natural de San Ángel, al sur de la Ciudad de México. Hijo único. Nieto favorito. Fabulador temprano. Alumno renegado. Amigo de los perros. Descendiente exaltado del punk británico y el boom latinoamericano, entiende la ficción como bandidaje y se asume secuaz de sus protagonistas. Obtuvo el VI Premio Internacional Alfaguara de Novela por Diablo Guardián y es asimismo autor de Éste que ves, Puedo explicarlo todo, La edad de la punzada, Los años sabandijas (novelas), El materialismo histérico (relatos) y Luna llena en las rocas (crónicas). Publica la columna Pronóstico del clímax en el diario Milenio, entre otras colaboraciones periodísticas. Más allá de todo ello, encuentra extravagante que haya vida después de David Bowie.